domingo, 29 de octubre de 2017

Artículo 1: ¿Cómo dejamos de preocuparnos y comenzamos a amar a la nueva ultraderecha?




Este comentario se basa en el artículo escrito por Miquel Ramos, periodista del New York Times, un periódico de mucha fama en Estados Unidos. En éste se nos habla de la actualidad política francesa, en la que el partido ultra derechista cobra cada vez más fuerza para hacerse cargo del gobierno. Bajo sus ideales basados en el odio, Miquel Ramos nos intenta explicar cómo es en realidad este partido político.

Recientemente se produjeron las elecciones francesas en la que se disputó la presidencia del país. Los principales candidatos fueron la ultra derechista Marine Le Pen, cuyo partido es el Frente Nacional, y Emmanuel Macron del partido socialista. 

A pesar de la victoria por parte de Macron, el partido de Marine no estuvo lejos de la victoria, es más, cada vez es más fuerte la presencia de los ultra derecha en los gobiernos de distintos países. Esto, sin embargo, no es digno de celebración, todo lo contrario.

La base de este partido está en la antiglobalización y en el euroesceptisismo, es decir la desconfianza de los beneficios del proceso de unión política europea. Esto no supondría un problema de no ser porque justifican cualquier decisión que toman en base a estos dos pensamientos. 

De esta ideología surge una rama que es considerada como fascista, quiénes se hacen llamar identitarios. Éstos niegan ser de la extrema derecha, sin embargo no están muy lejos de sus ideales.

Defienden los intereses nacionales antes que cualquier otro, insinuando así la independencia total, tal y como sucede ahora mismo con Cataluña y España, salvo que a nivel regional.
A parte de esto, los identitarios se niegan a ayudar a los refugiados, y así crearon la conocida “Defend Europe”, que se encarga de recoger refugiados y devolverlos a su país de origen, siguiendo su ideales de etnopluralismo. 

Estos no son más que conceptos racistas o neo nazis que nosotros mismos debemos encargarnos de cerrar, porque no ayudan a la mejora de un país y mucho menos al mundo.
Tal y como dice Miquel Ramos en su artículo para el New York times: “solo hace falta echar la vista atrás para ver cómo el discurso de odio es tan solo el principio de algo mucho peor.” 

Política en el ocaso de la clase media

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