lunes, 21 de mayo de 2018

El objetivo de la estética

El objeto de la estética

 Lo común al escuchar la palabra estética, nuestra mente la asocia como una cuestión de belleza únicamente. La estética es un término que posee diferentes acepciones según el área donde se emplee. Sin embargo, a grandes rasgos se entiende por estética la manera particular de apreciar el arte y la belleza. Mediante el artículo de Manuel B. Trías, intentaremos interpretarla desde un punto de vista más filosófico. Así pues nos pueden surgir los siguientes preguntas: ¿qué es la estética?, ¿para qué sirve?, ¿qué es la belleza?, ¿qué es el arte?, ¿cómo relacionamos una con la otra?, ¿de dónde surge ésta?, ¿quién la introdujo?, ¿ha existido siempre?, ¿somos conscientes de lo que es? O finalmente una propia pregunta que introduce el artículo, ¿qué relaciones tiene la obra de arte con las otras esferas culturales especialmente con la Teología y la Moral? Tras haber planteado estas preguntas, Manuel B. Trías tratará de explicar la Estética basándose en su propia tesis: El término Estética no se emplea solo como palabra única, sino también como disciplina filosófica, es decir, una rama más de la Filosofía. Si bien es cierto que se utiliza la Estética para describir algo artístico, no se limita solo a eso, sino que engloba a todos los pensamientos que tienen que ver con el arte y lo bello; personas que evalúan una obra de arte (críticos), la historia de esa obra, los receptores etc. Por lo que surge una primera definición para la Estética: “teoría del arte y la belleza”. No obstante, a lo largo de la historia muchas han sido las reflexiones generadas por diversos pensadores en torno a lo que significa estética. Poniendo un ejemplo no mencionado en el texto, por ejemplo, según Platón, la estética no corresponde a lo que es agradable a los sentidos debido a que es objeto de admiración y no de deseo, queriendo así diferenciarla y separarla del concepto del arte (habilidad o capacidad creadora del ser humano tanto en lo material como intelectual). Por otra parte, Kant más que intentar separar conceptos, trata de no confundirlos con otros como lo bueno, lo verdadero o lo útil , mediante su libro publicado Aesthetica de Baumgarten (1750) o de la Crítica del juicio (1790), aunque este último puede ser negado en caso de que la filosofía escolástica había determinado la belleza como instancia objetivamente autónoma. El principio elegido por Kant es la tripartición de las facultades superiores del espíritu y la correspondiente división de los juicios en teóricos, estéticos y prácticos. Dichos juicios se apoyan en principios "a priori" peculiares de cada facultad fundamental del espíritu. El juicio teleológico en una de sus formas: finalidad sin fin (sin representación del concepto final) hace posible fundar la Estética, o teoría del gusto, como autónoma. El objeto de la Estética, es, pues, una estructura cuya esencia está dada por la forma de la finalidad. En este sentido La Cultura juega un papel muy importante. Empezamos dividiéndolo en dos estructuras: la especulativa, que atienden únicamente a la verdad, y la práctica, que se constituye por las ciencias de conocimiento ejecutivo en el que a debe incluirse el resultado objetivo teleológico de dichas ciencias: el mundo del arte objetivamente considerado. A su vez, la estructura de la práctica se divide a su vez en el obrar (el fin es siempre el hombre, su conducta es el uso que hace de su libertad, y a la regulación de este uso se dirige todo en el ámbito práctico-moral de la Cultura), y el de la conducta y el del hacer o de la producción. Se determina no por el uso que se haga de la libertad, sino por la obra realizada y estimada en sí misma. Diferencia del obrar, no a la perfección del hombre sino a la perfección de la obra. En este dominio debe entrar el arte no sólo en su aspecto subjetivo (hábito artístico) sino también en su concreción histórica (la obra de arte). Una vez establecido el objeto formal de la Filosofía del arte, comienza su tarea de aclararlo y comprenderlo. El primer problema es determinar la constitución íntima de la obra de arte, sus propiedades, su esencia. Al investigar la obra de arte en sí, descubre el filósofo del arte que el conocimiento del valor de la obra se da en una relación, análoga a la relación de conocimiento. Para resolver su propio problema la Estética, o mejor el filósofo del arte, debe resolver problemas conexos (metafísica, teología, etc).

 CONCLUSIÓN: Para poder desarrollar una sociedad justa en relación a la estética, tendríamos que buscar más allá de aquello que todo el mundo considera lo mejor o en el caso del arte, bello. Concentrarse no en la “obra”, sino en la historia de la misma, como menciona el artículo, diciéndolo de otra manera, dejar de concentrarnos tanto en nosotros mismos y empezar a pensar en nosotros como conjunto, buscando igualdad y no superioridad, dejar de buscar lo perfecto y apreciar lo imperfecto, valorarnos por lo que somos y no por lo que hacemos. 

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