Nerea Sanchís Rodríguez es una analista y activista feminista, afiliada al partido feminista de España. Además es psicóloga social experta en estudios de Género Mujer Superviviente y defensora de los derechos de las mujeres. En el artículo escrito En la Tribuna feminista (aquí), manifiesta el desastroso hecho de que los Estados prefieren mantener las actividades realizadas por prostitutas, por el gran beneficio que éstas aportan al mismo.
¿Puede considerarse la prostitución un trabajo? ¿podemos permitir este abuso? ¿por qué aceptamos este hecho? ¿es la prostitución esclavitud? ¿cómo beneficia la prostitución al Estado?, las mujeres prostituidas,¿son realmente libres de elegir o no tal labor?, ¿cómo afecta la prostitución al resto de la sociedad?¿por qué existe la prostitución?¿es la prostitución una forma de discriminación?
Hay que dejar claras las cosas, la prostitución no es un trabajo y no se le debería considerar como tal, por mucho que la Industria del Sexo (IS) diga lo contrario.A raíz de esto último, Nerea guiará todo su artículo a confirmare lo propiamente dicho, pues tales declaraciones no son aceptadas y hay que desmantelar el patriarcado y el capitalismo, que permiten año tras año la mercancía de mujeres y su uso como si de un objeto se tratase. Posicionarse del lado de la legalización/regularización del lado de la prostitución o descriminalización no es defender los derechos de las mujeres en prostitución.
La prostitución es una de las brutales manifestaciones de la violencia ejercida contra las mujeres, es esclavitud sexual. Revestir esta realidad solo hará que tiremos la toalla ante el sistema y aceptemos que nuestros cuerpos pueden ser mercancía, aceptaríamos que explotación sexual y violación es inevitable e incluso hasta normal.
La IS sigue declarando argumentos a favor de la descriminalización del trabajo sexual, sin embargo, estos argumentos están sustentados sobre unos objetivos muy diferentes al reconocimiento de la prostitución como un trabajo digno, por lo que se convierten, como bien se cita en el texto, en argumentos trampa. Estos argumentos tienen como objeto hacer creer a la sociedad que no hay nada inmoral en el uso de prostitutas, pues supuestamente ellas han elegido su trabajo como cualquier otro.
El patriarcado lleva siglos justificando la prostitución y se ha vuelto más fuerte con el tiempo. Poco se habla del hecho de que al día solamente, son más de 5 millones de euros los que se ingresa el Estado, haciendo imposible para el Estado abolir esta práctica por los beneficios que conlleva.
Se establece diferencia entre trata y prostitución voluntaria. Un truco maravilloso para presentarnos una cara amable de la prostitución, negando así la verdadera raíz de la misma y el trauma que esta genera en las mujeres.
Lo peor, es que no solo el patriarcado es indiferente a este hecho, pues también millones de habitantes: La prostitución existe porque hay demanda, no porque quiere existir. El invisible cliente, es el responsable directo de que se conserve esta institución patriarcal y esto pone de relieve otro asunto: la masculinidad tradicional hegemónica que sigue predominando. Hombres educados en el derecho de disponer de las mujeres como, cuando y donde quieran y por supuesto para lo que ellos quieran. Este es el problema principal.
Es una estafa y una manipulación total, se trata de descriminalizar a todos estos compradores vendedores de sexo, en definitiva de mujeres. Nunca se repara en el impacto que la prostitución tiene sobre las mujeres prostituidas, sobre todas las mujeres y la sociedad en su conjunto.
La prostitución es aleccionadora, es una manera de demostrar quien ostenta el poder y de qué manera. La prostitución impacta en toda la sociedad.
El movimiento del feminismo, que cada vez más trata de luchar para acabar con semejantes actuaciones, ha sido tachado por no entender y conocer las vidas de las prostitutas, de querer obligar a las prostitutas a dejar su labor y pintar la prostitución como un abuso sexual. Sin embargo, lo que está claro es que al luchar por la supresión de la prostitución y, sobre todo, de los abusos sexuales que esto supone, es luchar por la igualdad entre hombres y mujeres.
Con esto, quien podría decir que podríamos vivir en una sociedad justa que permite e incluso aprueba la compra-venta de mujeres al libre albedrío de la población masculina (machista). La única manera de llegar a una sociedad justa sería en terminar con estos hechos y pensamientos, como se tendrían que hacer también con muchos otros no relacionados con el tema. La marcha feminista no es solo una forma de manifestación , es una forma de acción de la cual no deberían solo participar mujeres, sino también hombres, el feminismo no busca superioridad, busca igualdad, un concepto que para la mayoría de la sociedad ya debería ser un hecho y no solo una palabra en boca de todos.
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